La playa. Mar azul, arena blanca; sus bañistas, bronceados y quemados por el sol. Entre la multitud, no hay ni una sola persona gorda. Permanece confinado en su cueva, bien protegido del sol y de esta ruidosa masa. Detrás de sus cortinas, contempla a Marie, una hermosa y joven de vacaciones, y espera que llegue la noche.