Armonía es una niña pequeña que vive con sus padres al sur de la Patagonia. Ellos no encajan con la definición tradicional de familia y viven en una cabaña sin luz, gas ni agua corriente. Son críticos con el sistema capitalista y con los preceptos socialmente establecidos. Armonía intenta vivir su infancia tranquila y feliz, pero a la vez duda, sufre y siente un sinfín de abandonos y necesidades.
Samuel tiene 10 años y está locamente enamorado de Lucía. Lucía tiene 12 años y tiene un plan maestro para deshacerse del único obstáculo en su vida que le impide convertirse en lo que desea: escritora, crítica de cine y adinerada, después de la misteriosa muerte de su padre en un accidente automovilístico.
Eduardo aún tenía 12 años cuando descubre que no es un niño como los demás. Frente a sus primeras muestras de homosexualidad sufre maltrato de parte de su familia, quienes son extremadamente conservadores. Agobiado por estos hechos, huye de su pueblo y para subsistir se introduce en el mundo de la prostitución, donde enfrenta mayores vejaciones y maltratos que marcan su vida.
Todas las mañanas en la escuela, cuando las niñas y los niños hacen fila, Sam, un niño que se considera un ser extraterrestre, se enfrenta a su situación: no encaja en esta sociedad en la que todo tiene que ser clasificado. Sin embargo, gracias a un maestro encontrará su lugar en el mundo.
